• Jueves, 28 de Junio de 2018

    Reflexion entorno Monumento Madre

    Jueves, 28 de Junio de 2018
    ittamagazine/Secretaria de Cultura

    El amor de los mexicanos por la figura materna es una herencia de la cultura mexica manifestada en la adoración de la diosa Tonantzin o “nuestra madre venerada”, para seguir con este culto no es de extrañarse que la aparición de la virgen de Guadalupe en el cerro del Tepeyac fuera, justo, donde nuestros ancestros adoraban a esta diosa. Para institucionalizar este amor se creó el Día de la Madre en 1922 por iniciativa de José Vasconcelos, entonces secretario de Educación Pública, y el periodista y fundador del diario Excélsior Rafael Alducín; para rendirles a las madres un “homenaje de amor y ternura”, se estableció el día 10 de mayo. Cabe destacar que el Papa Pío XI apoyó este homenaje cuando Alducín lo entrevistó en la ciudad de Roma en 1923.

    Tuvieron que pasar más de 20 años para que el periódico Excélsior lanzara la convocatoria (1948) para erigir el monumento a la madre, que se ubicaría en el conocido Jardín del Arte entre las calles de Manuel Villalongín y Jame Sullivan que divide a dos colonias centenarias: Cuauhtémoc y San Rafael, ocupando el lugar que tenía la antigua estación Colonia del ferrocarril. El ganador del concurso fue el muy distinguido arquitecto José Villagrán García quien proyectó un largo y semi cóncavo muro revestido con piedra cantera, mostrando al centro una columnata de significativa altura y su base realizada en piedra recinto.

    El conjunto escultórico fue ejecutado por el maestro Luis Ortiz Monasterio, destaca al centro la figura principal: una madre indígena con trenzas por peinado cargando a su retoño; ambos mirando al frente. En los extremos se distinguen, del lado izquierdo la imagen de una mujer con el rostro de perfil, apretando en su mano derecha una mazorca de maíz (símbolo de la fertilidad) y en la otra, tomando un conjunto de espigas de trigo; del lado derecho, se encuentra el hombre también de perfil con un libro en la mano izquierda y con la actitud de escribir, simbolizando la superación mediante el estudio. La placa original reza: “A la que nos amó antes de conocernos”.

    Este monumento que fuera inaugurado el 10 de mayo de 1949 es un ícono urbano indiscutible de la ciudad capital.